¿Qué
pasa cuando un barco deja de navegar?
¿A dónde van cuando ya no les
quedan aguas
que navegar ni barcos donde atracar? Lo cierto
es que, y
sin intención de quedar excesivamente
poéticos, muchos van a morir a las
playas, donde
terminan varados entre la arena. Expuestos al sol,
a las
lluvias y al salitre, no tardan mucho en
convertirse en un amasijo de
hierros oxidados.
Cementerios de barcos.
Pero, ¿cómo llegan hasta ahí? La cuestión es
Pero, ¿cómo llegan hasta ahí? La cuestión es
que las leyes de muchos
países obligan a que
los barcos sean desmontados de forma
controlada,
con un tratamiento adecuado de
los residuos tóxicos, etc. Sin embargo,
todo este
proceso tiene un coste altísimo, y por esta razón
los grandes
armadores han mudado el desmantelamiento
de sus naves desde Europa o
Norteamérica
a otros lugares, principalmente a países no
desarrollados,
aprovechándose de la flexibilidad
de estos, dejando tirados en sus
playas cientos de barcos,
con el consiguiente impacto ecológico que
esto
supone.
Chittagong, Bangladésh.
Es
el mayor puerto marítimo de Bangladés
Conocido popularmente con el
nombre de
“El Infierno en la Tierra”, siendo el principal
punto para el
comercio exterior del país.
El puerto de Chittagong es también conocido
como un fantasmal cementerio en el que multitud
de trabajadores van
desguajando pieza a pieza
los grandes monstruos de acero que surcan los
mares. Estos barcos llevan en su interior grandes
cantidades de amianto o
asbesto (cinco o seis toneladas
de media por barco), pinturas con plomo
y cadmio,
que afectan gravemente la salud de decenas
de miles de
trabajadores, principalmente
de la India y Bangladésh.
Bahía de Nouadhibou, en la costa de Mauritania.
Esta
paradisíaca playa de arena blanca y aguas
brillantes ofrece un
espectáculo fascinante y decadente
a partes iguales, repleto de barcos
roídos por la acción
de la sal del mar.
Playa de Alang, en La India.
se
encuentra el desguace de barcos más grande
del mundo. Aquí, los barcos
no son abandonados a
su suerte, en la medida de que miles de indios
trabajan en la zona para desmontar y desguazar
todas las naves que
llegan con la intención de
reutilizar sus piezas o vender sus
materiales.
Hasta Alang han llegado la mitad
de los barcos que alguna
vez
navegaron en nuestro planeta. Cada año 600 o
700 navíos de todo tipo
atracan en su puerto:
desde ferrys hasta portaviones pasando por
petroleros o barcos de crucero.
Mar de Aral, entre Kazajistán y Uzbekistán
El
caso del Mar de Aral muestra especialmente lo
negativa que puede ser la
huella del hombre en
algunos casos. Este mar era a mitades del siglo
XX
considerado como el cuarto lago salino
más grande del planeta. Sin
embargo, ante la
hambruna y la sequía que la Unión Soviética
sufrió a
finales de los años 40, Stalin decidió que
sería una gran idea
transformar el árido
territorio de Asia Central en un gran campo
de
cultivo de algodón, para lo que se
construyeron presas, embalses y
canales. Uzbekistán
se convirtió con el paso de los años y la caída de
la
URSS en uno de los mayores productores de
algodón del mundo, pero su
lago se secó. Así a
medida que se fue vaciando en el Mar Aral fueron
quedando encallados en la arena todos y cada
uno de los barcos que
flotaban en sus aguas.
Kamchatka, Rusia.
Muy
diferente es el caso de la región de Kamchatka,
al noreste de Rusia,
donde el contraste del
paisaje es espectacular. En medio de la estepa y
clavados en el mar helado se pueden observar
desde barcos hasta
submarinos. Estos debieron
llegar hasta allí en la época cálida, cuando
todavía es posible navegar por esas aguas. Desde
entonces no se han
movido de ahí.
El Roosville Boat Graveyard, NY.
Por
último, un lugar soprendente que no tiene nada
que ver con los
anteriores: Nueva York. Sí, la mayor
metrópoli mundial tiene de todo,
incluso un
cementerio de barcos. El Roosville Boat
Graveyard es un
antiguo astillero que actualmente
descansan cientos de pequeños barcos
oxidados.
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